Neuromarketing – Todo lo que hay que saber

El neuromarketing es una palabra que cada vez se utiliza más en las oficinas de empresas de marketing, pero cuyo significado mucha gente desconoce. Y es un error porque esta ‘disciplina’ nos rodea y cada día lo hará más.

Solo con pronunciar la palabra neuromarketing es posible hacerse una idea clara de qué es y en qué consiste. Básicamente se trata de un sistema por el que se aplican conocimientos de la neurociencia a la venta y promoción de productos.

El neuromarketing supone un paso más allá en el planteamiento, diseño y ejecución de proyectos de marketing, y es una técnica que está muy en boga desde hace algunos años.

Tanto es así que existen incluso formaciones concretas en neuromarketing pensadas para que los profesionales del sector de la promoción, la publicidad y las ventas saquen el mayor partido posible a su trabajo y eleven el nivel de satisfacción de los clientes.

¿Pero qué es exactamente el neuromarketing? ¿cómo surge y en qué evidencias científicas se basa? ¿De qué manera se está aplicando en la actualidad? Estas son solo algunas preguntas que se hacen las personas que se interesan por este curioso campo en continua evolución.

 

Qué es el neuromarketing

Como se ha señalado, el neuromarketing implica aplicar conocimientos y técnicas extraídas del trabajo científico y el estudio del cerebro y el comportamiento a las ventas.

Todo ello se aplica para generar una publicidad mucho más dirigida y pensada para obtener resultados. ¿Cómo? Gracias al conocimiento y la aplicación de técnicas capaces de elevar los niveles de atención del público target al que la acción promocional va dirigida.

Para ello, se estudia pormenorizadamente cada propuesta de marketing a través del conocimiento de qué tipo de estímulos funcionan mejor con las personas.

El objetivo es eliminar todo lo accesorio y que no aporte nada y centrar cualquier propuesta de promoción o cualquier anuncio a estos únicos estímulos cuya eficiencia está demostrada.

Para ello, los expertos en neuromarketing se basan directamente en el método científico. Su conocimiento se extrae de la observación y la prueba: el estudio continuo del comportamiento del público ante distintos tipos de estímulos y acciones atrayentes es lo único que determina qué funciona y qué no.

Esto hace que esta disciplina del marketing sea totalmente objetiva y efectiva, aunque nunca hay que olvidar que el cerebro no es un laberinto con un único sendero de salida y cualquier decisión tomada puede convertirse en un fracaso si no se tienen en cuenta una inmensa cantidad de variables que pueden afectar en cada propuesta.

Cómo se aplica el neuromarketing

Aunque no haya estudios certificados e históricos al respecto, lo cierto es que por inercia, por instinto, siempre se ha aplicado alguna técnica del neuromarketing en la publicidad. Está claro que hay colores, formas, mensajes, sonidos… que son más atrayentes que otros, y los publicistas de primer nivel siempre lo han tenido en cuenta.

Lo que viene a aportar el neuromarketing es una precisión milimétrica en este uso y, sobre todo, una explicación teórica y fundada que reflexiona sobre por qué funcionan según qué acciones y decisiones tomadas.

Todo esto supone un giro todavía más acusado hacia la emocionalidad: los clientes reaccionan a historias que cautivan y con las que se sienten identificados, y la decisión de compra se toma más conforme a estos criterios que respecto a otros tradicionalmente valorados como la utilidad o la calidad del producto.

Esto no quiere decir, de nuevo, que todo se pueda vender y que las empresas traten de engañar al cliente vendiendo mercancía de baja calidad: lo que significa es que entre tanta oferta de productos similares hay que diferenciarse y para esto la emocionalidad es un ingrediente más que interesante.

 

Algunos ejemplos de aplicación

Nada como verdaderos ejemplos de la vida real para comprender cómo funciona esta disciplina.

Por ejemplo, el neuromarketing ha demostrado que el uso de tarjetas de crédito a la hora de hacer compras hace que se eleve la cantidad de dinero que los clientes gastan cada mes.

El propio hecho de no ver cómo se entra a la tienda con un número limitado de billetes o monedas hace que las personas más ahorradoras y aquellas que llevan un control exhaustivo del gasto se relajen, elevando la inversión que realizan. Así lo demuestra un estudio publicado en el Journal of Marketing Research.

Evidentemente, potenciar el uso de la tarjeta de crédito es un filón para los negocios, puesto que así se aseguran que la barrera psicológica de la necesidad de ser precavidos por el gasto se elimina o, al menos, se reduce notablemente.

Este es solo uno de los testimonios que demuestra la importancia de los estudios de neuromarketing aplicado a la publicidad y a las técnicas de promoción y venta de producto. Un campo en expansión que ofrecerá a los expertos en marketing la posibilidad de limar todavía más sus campañas para volverlas perfectamente efectivas.

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